Hemos leído, y lo recomendamos, el mensaje del
Papa Benedicto XVI
para la celebfración
de la XLVI Jornada Mundial de la Paz:
BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ. En él, Benedicto XVI hace repaso a algunos
aspectos o dimensiones de la existencia humana y de la sociedad mundial que deben
cuidarse para lograr la paz: apertura a la trascendencia, el respeto de la vida
humana, derecho al trabajo, estructuración ética de los mercados, educación
para la paz.
Recogemos a continuación algunos números del
mensaje referidos a la defensa de la integridad de la vida y la misión de la
familia:
…4. El
camino para la realización del bien común y de la paz pasa ante todo por el
respeto de la vida humana, considerada en sus múltiples aspectos, desde su
concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural. Auténticos trabajadores por la paz son, entonces, los que aman,
defienden y promueven la vida humana en todas sus dimensiones: personal,
comunitaria y transcendente. La vida en plenitud es el culmen de la paz.
Quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida.
Quienes no
aprecian suficientemente el valor de la vida humana y, en consecuencia,
sostienen por ejemplo la liberación del aborto, tal vez no se dan cuenta que,
de este modo, proponen la búsqueda de una paz ilusoria. La huida de las
responsabilidades, que envilece a la persona humana, y mucho más la muerte de
un ser inerme e inocente, nunca podrán traer felicidad o paz. En efecto, ¿cómo es posible pretender conseguir la
paz, el desarrollo integral de los pueblos o la misma salvaguardia del
ambiente, sin que sea tutelado el derecho a la vida de los más débiles,
empezando por los que aún no han nacido? Cada agresión a la vida,
especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al
desarrollo, a la paz, al ambiente. Tampoco es justo codificar de manera
subrepticia falsos derechos o libertades, que, basados en una visión reductiva
y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas
encaminadas a favorecer un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia,
amenazan el derecho fundamental a la vida.
También la
estructura natural del matrimonio debe ser reconocida y promovida como la unión
de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla desde un punto
de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión que, en realidad,
dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular
y su papel insustituible en la sociedad….
…6. Deseo
reiterar con fuerza que todos los que trabajan por la paz están llamados a
cultivar la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así
como el compromiso por una educación social idónea.
Ninguno
puede ignorar o minimizar el papel decisivo de la familia, célula base de la
sociedad desde el punto de vista demográfico, ético, pedagógico, económico y
político. Ésta tiene como vocación natural promover la vida: acompaña a las
personas en su crecimiento y las anima a potenciarse mutuamente mediante el
cuidado recíproco. En concreto, la familia cristiana lleva consigo el germen
del proyecto de educación de las personas según la medida del amor divino. La
familia es uno de los sujetos sociales indispensables en la realización de una
cultura de la paz. Es necesario tutelar el derecho de los padres y su papel
primario en la educación de los hijos, en primer lugar en el ámbito moral y
religioso. En la familia nacen y crecen los que trabajan por la paz, los
futuros promotores de una cultura de la vida y del amor.