lunes, 28 de enero de 2013

PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II



¿Pastoral Familiar? Sí: 

Es una dimensión esencial de la evangelización. La evangelización, en el futuro, depende en gran parte de la familia, nos dejó dicho Juan Pablo II. Dice la proposición 48 del reciente Sínodo sobre la Nueva Evangelización: la familia cristiana como Iglesia doméstica, es el lugar y el agente de primera hora de la entrega de la vida y el amor, la transmisión de la fe y la formación de la persona humana según los valores del Evangelio. 

¿Agentes de Pastoral Familiar? Sí, muy necesarios:

Sin ellos no se puede promover, planificar, cuidar y realizar una pastoral para y desde las familias. Sobre todo en la parroquia, donde debe ofrecerse a la familia el acompañamiento eclesial que les permita crecer y llegar a su plenitud de vida humana y cristiana.  

¿Formación de los agentes? Sí, imprescindible: 

La formación de los agentes de pastoral familiar es la primera y fundamental tarea para poder ofrecer un acompañamiento pastoral adecuado a la familia. Para esta formación existen diversos cursos y ofertas eclesiales. Entre ellas, la que ofrece el Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia

El Instituto Juan Pablo II para la Familia nace en Roma como iniciativa de la Pontificia Universidad Lateranense y como respuesta a un deseo del Papa Juan Pablo II, buscando ofrecer a la familia, en general, un apoyo profesional que garantice la defensa, promoción y difusión de los valores humanos y cristianos dentro del núcleo familiar. El Instituto Juan Pablo II fundó su primera sede en Roma, el 13 de mayo de 1981Después se abrieron sedes en Estados Unidos, en Méjico. La cuarta sección se fundó en Valencia, España en 1994. 

El Instituto Juan Pablo II tiene una triple finalidad:
  • La formación, a nivel de alta calidad académica y según la doctrina católica, de quienes pretenden actuar en los diferentes ambientes de la pastoral matrimonial y familiar.
  • La promoción de la investigación científica, que tiene por objeto la verdad natural y la verdad revelada acerca del matrimonio y de la familia: investigación filosófica y teológica, con particular atención a los problemas planteados por las ciencias humanas en este ámbito.
  • La organización de seminarios de estudio en ayuda a las iglesias particulares y a la Santa Sede, en las actividades a favor del matrimonio y la familia.
Una de las ofertas del Instituto Juan Pablo II es el Máster en Pastoral Familiar. Este fin de semana hemos acudido al segundo encuentro formativo de fin de Semana. Allí comprobamos cómo son muchos los matrimonios (en su mayor parte muy jóvenes), que se preparan para vivir adecuadamente su realidad matrimonial y familiar o para desarrollar mejor su labor pastoral. Se imparte en sedes de Madrid, Barcelona, Burgos, Sevilla, etc. Durante tres fines de semana al año y una semana en verano, durante tres años.


Para conocer la riqueza del programa y las posibilidades de participación recomendamos leer detenidamente toda la información que se ofrece en su página web. Pero sobre todo, animamos de corazón a la participación en este máster, convencidos de que será un fundamento inigualable para el desarrollo que la Pastoral Familiar necesita.

martes, 22 de enero de 2013

EL PAPA ALERTA DE LA MANIPULACIÓN DE LAS IDEOLOGÍAS...



En su discurso del pasado 19 de enero a los miembros de Cor Unum (Pontificio Consejo para la promoción humana y cristiana), el Papa Benedicto XVI alertó sobre las ideologías manipuladoras, y entre ellas la ideología de género. Afirmó:

 LA RECIPROCIDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES ES UNA EXPRESIÓN DE LA BELLEZA DE LA NATURALEZA QUERIDA POR EL CREADOR 

 Reproducimos la información ofrecida al respecto por el Vatican Information Service:


CARIDAD, NUEVA ÉTICA Y ANTROPOLOGÍA CRISTIANA         
Ciudad del Vaticano, 19 enero 2013 (VIS).-Benedicto XVI ha recibido esta mañana a los participantes en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo “Cor Unum” -cuyo presidente es el cardenal Robert Sarah- y que este año ha estado dedicada al tema "Caridad, nueva ética y antropología cristiana". Reproducimos a continuación amplios extractos del discurso pronunciado por el Santo Padre:

 “Todo el “ethos” cristiano recibe su significado de la fe como "encuentro" con el amor de Cristo, que ofrece un nuevo horizonte y una orientación decisiva para la vida (...) La adhesión al Evangelio imprime a la caridad su forma típicamente cristiana y constituye el principio de discernimiento. El cristiano, especialmente el que trabaja en los organismos de caridad, debe orientarse por los principios de la fe, por la cual nos adherimos al "punto de vista de Dios," a su proyecto para nosotros. Esta nueva visión del mundo y de la humanidad que ofrece la fe también proporciona el criterio correcto para evaluar las expresiones de caridad, en el contexto actual”.

 “En todas las épocas, cuando el hombre no ha buscado ese proyecto, ha sido víctima de tentaciones culturales que han acabado por esclavizarlo. En los últimos siglos, las ideologías que rendían culto a la nación, a la raza, a la clase social han resultado ser idolatrías, propias y verdaderas. Lo mismo se puede decir del capitalismo salvaje con su culto del lucro, que se ha traducido en crisis, desigualdad y pobreza. En el día de hoy se condivide, cada vez más, un sentimiento común acerca de la dignidad inalienable de todo ser humano y de la responsabilidad, interdependiente y recíproca hacia él. Todo ello redunda en beneficio de la verdadera civilización, la civilización del amor. Por otra parte, por desgracia, sobre nuestro tiempo también se abaten sombras que oscurecen el plan de Dios. Me refiero, sobre todo, a una trágica reducción antropológica que replantea el antiguo materialismo hedonista, al que se suma, además, un “prometeísmo tecnológico” De la unión entre una visión materialista del hombre y el gran desarrollo de la tecnología emerge una antropología de fondo ateo. Presupone que el hombre se reduce a funciones autónomas, la mente al cerebro, la historia humana a un destino de auto-realización. Todo ello prescindiendo de Dios, de la dimensión propiamente espiritual y del horizonte ultraterrenal. En la perspectiva de un hombre privado de su alma y por lo tanto de una relación personal con el Creador, lo que es técnicamente posible se convierte en moralmente lícito, todo experimento es aceptable, cualquier política demográfica consentida y cualquier manipulación legitimada. La amenaza más peligrosa de esta corriente de pensamiento es, de hecho, la absolutización del hombre: el hombre quiere ser ab-solutus, liberado de toda atadura y de cualquier constitución natural”.  

“La fe y el sano discernimiento cristiano nos llevan, por tanto, a prestar una atención profética a esta problemática ética y a la mentalidad subyacente. La justa colaboración con las instancias internacionales en el ámbito del desarrollo y la promoción humana, no deben hacer que cerremos los ojos frente a estas graves ideologías y los pastores de la Iglesia(...) tienen el deber de advertir de estos desvíos tanto a los fieles católicos como a todos las personas de buena voluntad y de recta razón. Se trata, de hecho, de una deriva negativa para el hombre, aunque se disfrace de buenos sentimientos en nombre de un supuesto progreso, o de presuntos derechos o de presunto humanismo. Frente a esta reducción antropológica: ¿Cuál es la tarea de todos los cristianos, y especialmente de quienes se dedican a las actividades de caridad, y por tanto están estrechamente relacionado con muchos otros actores sociales? Ciertamente tenemos que ejercer una vigilancia crítica y, a veces, recusar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorezcan acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana. Pero, positivamente, la Iglesia siempre está comprometida con la promoción del hombre según el designio de Dios, en toda su dignidad, de conformidad con su doble dimensión vertical y horizontal. A ello tiende también la acción también de los organismos eclesiales”.

“La visión cristiana del hombre es, efectivamente, un gran sí a la dignidad de la persona llamada a la comunión íntima con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni un individuo separado ni un elemento anónimo en la comunidad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y la socialización. Por lo tanto, la Iglesia reafirma su gran sí a la dignidad y la belleza del matrimonio como una expresión de la alianza fiel y fructífera entre el hombre y la mujer, y su no a filosofías como la de género, está motivada por el hecho de que la reciprocidad entre hombres y mujeres es una expresión de belleza natural del Creador”.

“Frente a estos desafíos decisivos, sabemos que la respuesta es el encuentro con Cristo. En él, el hombre pueda realizar plenamente su bien personal y el bien común”.