lunes, 29 de noviembre de 2010

VIGILIA POR LA VIDA NACIENTE EN LA BASILICA DE SAN PEDRO



 Para que nuestros lectores puedan conocer el mensaje del Santo Padre Benedicto XVI en la celebración de las primeras Vísperas del I Domingo de Adviento, que este año incluyó una "Vigilia por la vida naciente", promovida por el Pontificio Consejo para la Familia, y que se celebró en todas las diócesis del mundo, recogemos a continuación la crónica de este acto del Vatican Information Service, toda vez que en la página Web del Vaticano está únicamente en italiano:

  En la homilía, Benedicto XVI afirmó que "con esta celebración vespertina, el Señor nos dona la gracia y la alegría para abrir el nuevo Año Litúrgico", en el que "sentiremos a la Iglesia que nos toma de la mano y, a imagen de María Santísima, expresa su maternidad, haciéndonos experimentar la espera alegre de la venida del Señor, que nos abraza a todos en su amor, que salva y consuela".

  Tras poner de relieve que el encuentro de esta tarde se enriquecía con la celebración solemne de una vigilia de oración por la vida naciente, el Pontífice expresó su agradecimiento a todos los que "se han sumado a esta invitación y a cuantos se dedican, específicamente, a acoger y custodiar la vida humana en las distintas situaciones de fragilidad, en particular, en sus inicios y en sus primeros pasos".

  El Papa explicó que "la Encarnación nos revela con intensa luz y de manera sorprendente, que cada vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable. El ser humano presenta una originalidad inconfundible respecto a todos los demás seres vivientes que pueblan la tierra. Se presenta como sujeto único y singular, dotado de inteligencia y voluntad libre, además de estar compuesto de una realidad material. Vive simultánea e inseparablemente en la dimensión espiritual y en la dimensión corpórea".

  "Dios -continuó- nos ama de manera profunda, total, sin distinciones; nos llama a la amistad con Él; nos hace partícipes de una realidad por encima de toda imaginación y de todo pensamiento y palabra: su misma vida divina. Conmovidos y llenos de gratitud tomamos conciencia del valor, de la dignidad incomparable de cada persona humana y de la gran responsabilidad que tenemos con todos".

                                                              

  El Santo Padre subrayó que el ser humano "tiene derecho a no ser tratado como un objeto que se posee o como una cosa que se puede manipular a placer, a no ser reducido a un puro instrumento en beneficio de otros y de sus intereses. La persona es un bien en sí misma y siempre es necesario buscar su desarrollo integral. El amor hacia todos, si es sincero, tiende espontáneamente a convertirse en atención preferencial por los más débiles y los más pobres. En este contexto se coloca la preocupación de la Iglesia por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los adultos y por el oscurecimiento de las conciencias. La Iglesia continuamente reafirma cuanto ha declarado el Concilio Vaticano II contra el aborto y toda forma de violación de la vida naciente: "La vida, una vez concebida, debe ser protegida con la máxima atención".

  "Existen -dijo- tendencias culturales que tratan de anestesiar las conciencias con pretextos. Sobre el embrión en el vientre materno, la ciencia misma pone en evidencia la autonomía que lo hace capaz de interactuar con la madre, la coordinación de los procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la creciente complejidad del organismo. No se trata de un cúmulo de material biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana. Así lo ha sido Jesús en el vientre de María; así lo ha sido cada uno de nosotros en el vientre de la madre".

  Benedicto XVI lamentó que "incluso después del nacimiento, la vida de los niños sigue estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación. Las múltiples violaciones de sus derechos que se cometen en el mundo hieren dolorosamente la conciencia de toda persona de buena voluntad. Frente al triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida del hombre, antes y después del nacimiento, hago mío el apasionado llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros: "¡Respeta, defiende, ama y sirve la vida, toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!".

  En este sentido, el Papa exhortó "a los protagonistas de la política, de la economía y de la comunicación social a hacer todo lo que puedan para promover una cultura que respete siempre la vida humana, para ofrecer condiciones favorables y redes de apoyo a su acogida y desarrollo". 
VIS 20101129

sábado, 27 de noviembre de 2010

VEN, SEÑOR DE LA VIDA


  Iniciamos un año litúrgico más, con el primer domingo de Adviento. En las próximas semanas, vamos a dar mayor intensidad a nuestra preparación para la venida del Señor.
 En todas las diócesis del mundo, por deseo del Papa Benedicto XVI,  este comienzo se realiza orando y agradeciendo el don de la vida. También desde la diócesis de Plasencia  hemos expresado la comunión eclesial con las celebraciones  de la Vigilia por la vida naciente. En la sede placentina, la celebración comenzó a las 7,30 y ha incluido el oficio de Vísperas y la Eucaristía, presididas por el señor obispo Don Amadeo.  
 
En una catedral repleta de fieles, y con el bello acompañamiento del órgano y del coro, hemos celebrado la vida, dado gracias a Dios y suplicado que proteja la vida humana desde su principio hasta el fin.  

 El Sr. Obispo nos ha exhortado a estar preparados para recibir al Señor que viene a compartir su vida con nosotros. Desde la luz de su bondad, hemos  de observar  las grandes sombras que  presenta nuestro mundo. Nosotros somos creyentes en Jesucristo, nuestra esperanza, que nos invita a transformar este estado de cosas, para cambiar el mundo según el proyecto de Dios. Pues nuestra fe es más fuerte que las leyes, más que la opinión social creada por los grandes medios. Nuestra fe debe ser un grito en defensa de la vida. Ésta es un don de Dios, Señor  y Dador de  vida.

A Él le pedimos un cambio de las conciencias, para que se defienda y promueva el derecho de toda vida humana a nacer, a vivir con dignidad, y llegar a su término natural. Al final de la celebración, animó a los presentes a ser mensajeros del  Evangelio de la vida  y a defender y promover la vida humana, don de Dios, desde los distintos ámbitos de nuestra existencia cotidiana.

Concédenos, Señor, caminar como hijos de la luz y ser testigos del Evangelio dela vida.

domingo, 21 de noviembre de 2010

VIGILIA POR LA VIDA NACIENTE (2)


            El próximo sábado, 27 de noviembre, el Santo Padre Benedicto XVI celebrará en la Basílica de San Pedro una solemne Vigilia por la vida naciente en el marco de las Vísperas del primer domingo de Adviento. 

               En el mes de Junio pasado desde la Congregación para el Culto Divino y desde el Pontificio Consejo para la Familia, se transmitió a las Conferencias Episcopales el deseo del Papa de que en todas las Iglesias particulares se lleve a cabo una celebración semejante en comunión con las parroquias, las comunidades religiosas, las asociaciones y movimientos en defensa de la vida naciente. 

            En la carta de invitación se decía que, con esta Vigilia celebrada en todas las Iglesias particulares en unión con el Santo Padre, pastor universal, impetraremos la gracia y la luz del Señor para la conversión de los corazones y daremos un testimonio eclesial común a favor de una cultura de la vida y del amor. 

            La Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida ha elaborado,  un cartel y un subsidio litúrgico para la celebración de esta Vigilia. Consistirá en el rezo del Rosario o de las Vísperas ante el Santísimo Sacramento, uniéndose en algunos casos a la Misa vespertina del primer Domingo de Adviento, para “dar gracias al Señor, que con la donación total de sí mismo ha dado sentido y valor a toda vida humana, y para invocar la protección de todo ser humano llamado a la existencia”. 

            Se han propuesto tres esquemas para la celebración de la Vigilia que incluyen: Eucaristía y Vigilia;  Oficio de Vísperas; Santo Rosario. Estos materiales ya se han hecho llegar a  todas las parroquias de nuestra diócesis de Plasencia. En la sede placentina, la celebración tendrá lugar en la Santa Iglesia de la Catedral, a las 7,30 de la tarde, presidida por el Obispo D. Amadeo Rodríguez Magro.

  Respondamos todos a esta invitación del Santo Padre, para unir nuestra acción de gracias  por el grandioso don de la vida y la plegaria por la vida naciente.

jueves, 18 de noviembre de 2010

VIGILIA POR LA VIDA NACIENTE






                                                EN UNIÓN CON BENEDICTO XVI








                                                         VIGILIA DE ORACIÓN
                                          

domingo, 7 de noviembre de 2010

VIAJE APOSTOLICO DE BENEDICTO XVI A SANTIAGO Y BARCELONA

En estos días 6 y 7 de noviembre vivimos la alegre experiencia de acoger  en España al Papa Benedicto XVI y prestar atención a  su magisterio.  Para contribuir  desde este rincón a su conocimiento y difusión,  transcribimos a continuación dos párrafos de la enseñanza que en el día de hoy nos ha ofrecido desde Barcelona:

* De su HOMILÍA en la Eucaristía de Consagración del templo de la Sagrada Familia:
La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de amigos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con estos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar.

* Del ANGELUS en la plaza de la Sagrada Familia:

Hoy, he tenido el enorme gozo de dedicar este templo a quien siendo Hijo del Altísimo, se anonadó haciéndose hombre y, al amparo de José y María, en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia, esperanza de la humanidad, en la que la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural. Nos ha enseñado también que toda la Iglesia, escuchando y cumpliendo su Palabra, se convierte en su Familia. Y más aún nos ha encomendado ser semilla de fraternidad que sembrada en todos los corazones aliente la esperanza.

Incluimos también enlace a la HOMILIA de la Eucaristía en Santiago de Compostela del 6 de noviembre.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¡BIENVENIDO!



SEA BIENVENIDO A ESPAÑA, SANTO PADRE 
 
 
"La Europa de la ciencia y de la tecnología, de la civilización y la cultura tiene que ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia y la fraternidad con otros continentes, al Dios vivo y verdadero desde el hombre vivo y verdadero. Esto es lo que la Iglesia desea aportar a Europa: velar por Dios y velar por el hombre".