miércoles, 22 de octubre de 2014

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO AL FINALIZAR EL SÍNODO




DISCURSO EN ESPAÑOL

   Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:
   ¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!

  Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erdő y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin descanso:¡gracias de corazón!

Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructuosa. Los llevare en las oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!

  Puedo decir serenamente que – con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad – hemos vivido verdaderamente una experiencia de “sínodo”, un recorrido solidario, un “camino juntos”.

  Y siendo “un camino” – como todo camino – hubo momentos de corrida veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta de querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profunda consolación, escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles. Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, de las cuales se podría mencionar alguna posibilidad:
 - La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celantes, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados “tradicionalistas” y también de los intelectualistas.
- La tentación del “buenismo” destructivo, que a nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causa y las raíces. Es la tentación de los “buenistas”, de los temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.
- La tentacion de transformar la piedra en pan para romper el largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra , y tirársela contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) es de transformarlo en “fardos insoportables” (Lc 10,27).
- La tentación de descender de la cruz, para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo y inclinarlo al Espíritu de Dios.
- La Tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!

  Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande de su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado – y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24) – sus discípulos no deben esperase un tratamiento mejor.

  Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino hubieran estado estas tentaciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado – con alegría y reconocimiento – discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresia. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).

  Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de remangarse las manos para derramar el olio y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y a su doctrina. Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge de no verlo, al contrario, se siente comprometida y obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.

  ¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza delsensus fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.

  Tantos comentadores han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte esta contra la otra, dudando hasta del espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia. El Espíritu santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus Ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los Ministros infieles y pecadores.
Y, como he osado decirles desde inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro,y la presencia del Papa es garantía para todos.

  Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquel de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el señor les ha confiado y de salir a buscar – con paternidad y misericordia y sin falsos miedos – la oveja perdida.

  Su tarea es la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipoi de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio,“cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir según el Evangelio su propia vocación,a practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continua el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza(Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010).

  Por lo tanto la Iglesia es de Cristo – es su esposa – y todos los Obispos del Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no comopatrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor“Il servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, aunque – por voluntad de Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y además gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).

  Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabaja r sobre la “Relatio Synodi” que es el reasunto fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.
¡El Señor nos acompañe y nos guíe en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!.
 

MENSAJE FINAL DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS SOBRE LA FAMILIA

En la mañana del 18 de octubre en la Oficina de Prensa de la Santa Sede tuvo lugar la conferencia de presentación del Mensaje de la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a ''Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'' (5-19 de octubre). Han intervenido los cardenales Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), Presidente delegado; Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Presidente de la Comisión para el Mensaje y Oswald Gracias, arzobispo de Bombay (India). 

El texto íntegro: MENSAJE DE LA ASAMBLEA DEL SÍNODO SOBRE LOS DESAFÍOS PASTORALES DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN


                                                                              

Sínodo de la Familia

Ya ha terminado la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a ''Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'' (5-19 de octubre), y en este espacio queremos retomar el desarrollo del mismo que por problemas de tiempo hemos interrumpido.

Para ello, nos parece importante ofrecer enlace al documento completo de la  “Relatio post disceptationem“ del Relator General, Cardenal Péter Erdő, ofrecida el 13.10.2014.

RELATIO POST DISCEPTATIONEM

 

...
  25.        El anuncio del Evangelio de la familia constituye una urgencia para la nueva evangelización. La Iglesia debe realizarlo con ternura de madre y claridad de maestra (cf. Ef 4,15), en fidelidad a la kenosis misericordiosa de Cristo. La verdad se encarna en la fragilidad humana no para condenarla, sino para sanarla.

     26.        Evangelizar es responsabilidad compartida de todo el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y carisma. Sin el testimonio alegre de los esposos y de las familias, el anuncio, aunque sea correcto, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras que caracteriza nuestra sociedad (cf. Novo Millennio Ineunte, 50). Los Padres sinodales han subrayado varias veces que las familias católicas están llamadas a ser en sí mismas los sujetos activos de toda la pastoral familiar....

miércoles, 15 de octubre de 2014

SÍNODO DE LA FAMILIA





Seguimos el desarrollo del Sínodo de de la Familia, continuando en el punto dejado en nuestra última entrada:


DÉCIMA CONGREGACIÓN GENERAL




RELATIO POST DISCEPTATIONEM


                                            
...En primer lugar está ''el anuncio del Evangelio de la familia '', actuado ''no para condenar, sino para sanar la fragilidad humana ''. Y este anuncio atañe los fieles: Evangelizar es responsabilidad compartida de todo el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y carisma. Sin el testimonio alegre de los esposos y de las familias, el anuncio, aunque sea correcto, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras que caracteriza nuestra sociedad . Los Padres sinodales han subrayado varias veces que las familias católicas están llamadas a ser en sí mismas los sujetos activos de toda la pastoral familiar...

DEBATE DE LOS PADRES SINODALES TRAS LA RELATIO POST DISCEPTATIONEM


 

viernes, 10 de octubre de 2014

CONTINÚA EL DESARROLLO DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS SOBRE LA FAMILIA...


En español,  minuto 23,50




OCTAVA CONGREGACIÓN GENERAL

... Se hizo de nuevo hincapié en la importancia de una adecuada preparación para el matrimonio, ya que su celebración parece reducirse cada vez más a la dimensión social y jurídica dejando en segundo lugar la religiosa y espiritual. También se dijo que a menudo los novios perciben el curso de preparación como una imposición, una tarea que hay que cumplir sin convicción y, que además es demasiado corto. Dado que, sin embargo, el matrimonio es una vocación para la vida, su preparación debe ser larga y detallada, como en el caso de la vida religiosa.



NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL

... Otro punto destacado por los auditores fue la necesidad de que la Iglesia escuchase más a los laicos a la hora de buscar soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida matrimonial. Por esta razón, se hizo hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el mundo pastoral, para no formar “técnicos", sino agentes pastorales que conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una sólida "visión antropológica católica del mundo". 

jueves, 9 de octubre de 2014

Desarrollo del Sínodo de la Familia



 Ofrrecemos enlaces a los resúmenes ofrecidos por el Servicio Vaticano de Información sobre el desarrollo que ha seguido el Sínodo en esta semana: 







 




 






  Los cinco puntos clave que el Sínodo ya ha tratado (Rome Reports) 

SALUDO DEL PAPA FRANCISCO A LOS PADRES SINODALES

El lunes día 6, en la Primera Congregación General del Sínodo de las Familias, el Papa ha saludado a los Padres Sinodales y a todos los colaboradores del Sínodo desde los relatores, a los consultores, pasando por los traductores y a todas las personas que ''han trabajado con entrega, paciencia y competencia durante muchos meses, leyendo, evaluando y elaborando los temas, textos y tareas de esta Asamblea General Extraordinaria''.
 
'Os doy la gracias también a vosotros, queridos cardenales, patriarcas, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas -ha dicho- por vuestra presencia y por vuestra participación que enriquece los trabajos y el espíritu de colegialidad y sinodalidad por el bien de la Iglesia y de las familias ...Traéis la voz de las Iglesias particulares reunidas a nivel de Iglesias locales mediante las Conferencias Episcopales. La Iglesia universal y las Iglesias particulares son de institución divina; las Iglesias locales así entendidas son de institución humana. Vosotros traeréis esta voz en sinodalidad. Es una gran responsabilidad: llevar las realidades y las problemáticas de las Iglesias para ayudarlas a caminar por ese camino que es el Evangelio de la familia''.
 
''Una condición general de base es ésta: Hablad claro. Que nadie diga: ''Esto no se puede decir; pensarán de mí esto o lo otro... Hay que decir todo lo que se siente con parresía...Después del último consistorio (febrero de 2014) donde se habló de la familia, un cardenal me escribió diciendo: ''Que pena que algunos cardenales no hayan tenido valor de decir algunas cosas por respeto al Papa, creyendo que, a lo mejor, el Papa pensase algo distinto''. Esto no está bien. No es sinodalidad, porque hay que decir todo lo que en el Señor sentimos que tenemos que decir, sin respeto humano, sin miedo. Y, al mismo tiempo, se tiene que escuchar con humildad y acoger con el corazón abierto lo que dicen los hermanos. Con estas dos actitudes se ejerce la sinodalidad''.
 
''Por eso os pido, por favor -ha insistido Francisco- que tengáis estas dos actitudes de hermanos en el Señor: hablad con parresía y escuchad con humildad. Y hacedlo con tanta tranquilidad y paz, porque el Sínodo se desarrolla siempre ''cum Petro et sub Petro'' y la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe. Queridos hermanos, colaboremos todos para que se afirme con claridad la dinámica de la sinodalidad''.
 
Finalizado el breve discurso del Santo Padre y el discurso del presidente de turno, el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París (Francia), ha intervenido el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario general del Sínodo de los Obispos, para ilustrar en su relación las diversas etapas de preparación de esta Asamblea Extraordinaria, el número de participantes, las novedades y el trabajo de la Secretaría del Sínodo desde la última Asamblea General Ordinaria celebrada en octubre de 2012 bajo el pontificado de Benedicto XVI y ha concluido con el deseo de que la actual sea ''lugar privilegiado de colegialidad sinodal que anuncia el Evangelio caminando y que esté insuflada de una nueva apertura al Espíritu, de un método y un estilo de vida y de testimonio que garantice la unidad en la diversidad, la apostolicidad en la catolicidad''. 

Es este un resumen que recogemos del Vatican Information Service.
 
El discurso completo puede leerse AQUÍ


  El Cardenal Peter Erdo es el relator general del Sínodo Extraordinario dedicado a los “Desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Nueva Evangelización”, que se celebrará en el Vaticano del 5 al 19 de octubre. Durante el Sínodo de la Familia, la tarea del Cardenal Erdo será moderar y recoger las aportaciones que surgirán del debate entre los padres sinodales, para cuyo desarrollo, invita a “ser fieles al método usado durante el Concilio Ecuménico Vaticano II, con argumentos teológicos grandes y profundos cuyos resultados se ofrecieron a la vida de la Iglesia”.

 La Relación previa a la discusión introduce los trabajos del Sínodo, destacando los puntos principales sobre los que se desarrollará la discusión en el aula. En este sentido, es importante destacar un nuevo elemento: La Relación de esta asamblea sinodal ya incluye las intervenciones escritas de los Padres Sinodales , enviadas a la Secretaría general del Sínodo antes del inicio de los trabajos comienza. Todo esto con el fin de responder mejor al sentido colegial de la asamblea.

  Ofrecemos a continuación un resumen de la "Relatio ante Disceptationem", extraído del Vatican Information Service (V.I.S.):


  En primer lugar, la relación del cardenal Erdö nos invita a mirar a la familia con esperanza y misericordia, anunciando su valor y su belleza, ya que, a pesar de las muchas dificultades, no es un "modelo fuera de curso". Vivimos en un mundo solamente de emociones, dice el cardenal, en el que la vida "no es un proyecto, sino una serie de momentos" y "el compromiso estable parece temible" para el ser humano al que el individualismo ha hecho muy frágil. Pero es precisamente aquí, frente a estos "signos de los tiempos" que el evangelio de la familia se presenta como un "remedio", una "verdad medicinal" ,que hay que proponer ''poniéndose en el lugar de aquellos a quienes más “les cuesta” reconocerla como tal y vivirla''.

   No, por lo tanto, al "catastrofismo o a la abdicación" dentro de la Iglesia: ''Existe un patrimonio de fe claro y ampliamente compartido''. Por ejemplo, las formas ideológicas tales como la teoría del gender o la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre hombre y mujer no gozan de consenso entre la gran mayoría de los católicos, mientras que el matrimonio y la familia siguen considerándose ampliamente vistos como un ''patrimonio'' de la humanidad, que se debe proteger, promover y defender. Ciertamente, entre los creyentes, la doctrina es a menudo poco conocido o practicada, pero "esto no significa que se ponga en tela de juicio". Esto vale, en particular, por lo que se refiere a la indisolubilidad del matrimonio y su sacramentalidad entre los bautizados. No se cuestiona la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio en cuanto tal, es más, queda incontestada y en gran parte es observada en la praxis pastoral de la Iglesia con las personas que han fracasado en su matrimonio y que buscan un nuevo inicio. Por tanto, en este Sínodo no se discute sobre las cuestiones doctrinales, sino sobre las cuestiones prácticas —inseparables, por otro lado, de las verdades de la fe—, de naturaleza exquisitamente pastoral.

   De ahí, la necesidad de una mayor formación, especialmente para los novios, para que sean plenamente conscientes tanto de la dignidad sacramental del matrimonio, basado en la "unicidad, fidelidad y fecundidad", tanto de su ser "una institución de la sociedad." Aunque amenazado por "factores disgregadores", tales como el divorcio, el aborto, la violencia, la pobreza, el abuso, "la pesadilla" de la precariedad, el desequilibrio causado por las migraciones- explica el cardenal Erdö- la familia es siempre una "escuela de humanidad": ''La familia es casi la última realidad humana acogedora en un mundo determinado casi exclusivamente por las finanzas y la tecnología. Una nueva cultura de la familia puede ser el punto de partida para una renovada civilización humana''.

   Por eso, prosigue el purpurado, la Iglesia sostiene a la familia concretamente, incluso si dicha ayuda ''no puede prescindir de un compromiso eficaz de los Estados'' en la tutela y promoción del bien común, mediante políticas adecuadas.

   Mirando, más tarde, a los que viven en situaciones maritales difíciles, el cardenal Erdö hace hincapié en que la iglesia es una "casa paterna" para ellos y con ellos es necesaria ''una acción de pastoral familiar renovada y adecuada'' sobre todo para que se sientan amados por Dios y por la comunidad eclesial, en una perspectiva misericordiosa que no cancele sin embargo, "la verdad y la justicia". La misericordia, por tanto, tampoco anula los compromisos que nacen de las exigencias del vínculo matrimonial. Éstos siguen subsistiendo incluso cuando el amor humano se ha debilitado o ha cesado. Esto significa que, en el caso de un matrimonio sacramental (consumado), después de un divorcio, mientras el primer cónyuge siga con vida, no es posible un segundo matrimonio reconocido por la Iglesia''.

   Por otra parte, dada la diversidad de situaciones - divorcio, matrimonio civil, convivencia - el cardenal Erdö destaca la necesidad de "directrices claras" para que los pastores de las comunidades locales puedan ayudar concretamente a las parejas en problemas, evitando las improvisaciones de una “pastoral casera”. En cuanto a la divorciados vueltos a casar civilmente, el cardenal subraya que crearía confusión ''concentrarse sólo en la cuestión de la recepción de los sacramentos'': es necesario, en cambio mirar a un contexto más amplio, de preparación al matrimonio y de ayuda- no burocrática, sino pastoral- a los cónyuges para ayudarles a entender las razones del fracaso del primer matrimonio, y identificar elementos útiles para la invalidez: ''Hay que tener en cuenta la diferencia entre quien culpablemente ha roto un matrimonio y quien ha sido abandonado. La pastoral de la Iglesia debería hacerse cargo de estas personas de modo particular''.

   No sólo: teniendo en cuenta la escasa conciencia que existe hoy del sacramento del matrimonio y la difusión de la mentalidad partidaria del divorcio, ''no parece imprudente'', considerar que no pocos matrimonios celebrados en la Iglesia pueden resultar no válidos. De ahí, la sugerencia, contenida en la Relación, - de reconsiderar, en primer lugar, la obligatoriedad de la doble sentencia conforme a la declaración de nulidad del vínculo matrimonial siempre y cuando se eviten ''el mecanicismo y la impresión de la concesión de un divorcio'' o "soluciones injustas y escandalosas". En este ámbito, dice el purpurado, es necesario examinar más en profundidad la praxis de algunas de las Iglesias ortodoxas, que prevé la posibilidad de segundas nupcias y terceras connotadas por un carácter penitencial.
 
   En la última parte, el documento del cardenal Erdö se centra en el Evangelio de la vida: la existencia va desde la concepción hasta la muerte natural, destaca el Relator de la Asamblea y la apertura a la vida es "una parte esencial, una exigencia intrínseca" del amor conyugal, mientras que hoy en día, sobre todo en Occidente , las parejas que eligen deliberadamente no tener hijos, o las que hacen de todo por tenerlos se ven aplastadas por la propia capacidad de autodeterminación: La acogida de la vida, el asumirse responsabilidades en orden a la generación de la vida y al cuidado que ésta requiere, sólo es posible si la familia no se concibe como un fragmento aislado, sino que se percibe insertada en una trama de relaciones...Es cada vez más importante no dejar a la familia o a las familias solas, sino acompañar y sostener su camino...Detrás de las tragedias familiares con mucha frecuencia hay una desesperada soledad, un grito de sufrimiento que nadie ha sabido escuchar.

   Es importante, por lo tanto, "recuperar el sentido de una solidaridad difusa y concreta'' superar la "privatización de los afectos" que vacía de sentido a la familia y la confía a la decisión del individuo; es necesario crear en el plano institucional, las condiciones que facilitan la acogida de un niño y la asistencia a un anciano, como ''un bien social que hay tutelar y favorecer''. Por su parte, la Iglesia debe cuidara de modo particular la educación de la afectividad y de la sexualidad, explicando su valor y evitando la "banalización y la superficialidad''.

   En conclusión, afirma el cardenal Erdo, el desafío del Sínodo es lograr proponer ''más allá del círculo de los católicos practicantes y, considerando la situación compleja de la sociedad'', el ''atractivo'' del mensaje cristiano respecto al matrimonio y la familia, dando ' respuestas verdaderas e impregnadas de caridad''.Porque ''el mundo necesita a Cristo''.


Documento completo en español

 

SÍNODO SOBRE LA FAMILIA

    La evangelización de la familia está viviendo un momento especial de gracia y renovación mediante la celebración del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, que el Papa Francisco inauguró el domingo pasado con una Misa solemne celebrada en el Vaticano. 


     Durante la homilía, el Papa Francisco comentó las lecturas del domingo referidas a la Viña del Señor. 'El ''sueño'' de Dios es su pueblo: Él lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de justicia.... También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad''. 

 
    En la tarde del sábado  se celebró una Vigilia de oración  en la Plaza de San Pedro por el Sínodo de la familia. Participaron los padres sinodales y se alternaron momentos de oración, reflexión y testimonios de vida familiar. A las 19 horas, el Santo Padre se unió a las familias y los fieles a los que dijo que era ''la hora en la que cada uno vuelve con gusto a su casa para encontrarse entorno a la mesa, con todos los afectos, del bien cumplido y recibido, en los encuentros que calientan el corazón y lo hacen crecer, con el buen vino que anticipa en los días del hombre, la fiesta sin ocaso. El Papa habló de ''la comunión de vida asumida por los esposos, su apertura al don de la vida, el cuidarse recíprocamente, el encuentro y la memoria de las generaciones, el acompañamiento educativo, la transmisión de la fe cristiana a los hijos'' y destacó que con todo esto ''la familia sigue siendo una escuela sin par de la humanidad, contribución indispensable a una sociedad justa y solidaria. Y cuando más profundas serán sus raíces, más en la vida será posible salir e ir lejos, sin perderse ni sentirse extranjeros en ninguna tierra. Este horizonte nos ayuda a entender la importancia de la Asamblea sinodal que se abre mañana''.

     ''Para buscar lo que el Señor pide hoy a su Iglesia tenemos que escuchar los latidos de este tiempo y percibir el 'olor' de los hombres de hoy, hasta quedarnos impregnados de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias. A este punto sabremos proponer con credibilidad la buena noticia sobre la familia''. Antes de finalizar, el Papa pidió al Espíritu Santo que ofrezca a los padres sinodales el don de escuchar a Dios y al pueblo, que se confronten con sinceridad, de manera abierta y fraterna, y que mantengan la mirada fija en Jesucristo. 'Asimismo añadió que ''con la alegría del Evangelio encontraremos el pasar de una Iglesia reconciliada y misericordiosa, pobre y amiga de los pobres; una Iglesia capaz de ''vencer con paciencia y amor las aflicciones y las dificultades que le vienen, sea de adentro que de afuera''.

sábado, 1 de marzo de 2014

Carta del Papa Francisco a todas las familias del mundo



Después de un tiempo de ausencia no buscada, retomamos actividad en torno a la vida de las familias en la Iglesia. Y lo hacemos recogiendo el texto de la carta,  hecha pública unos días pero fechada el día 2 de febrero, que el Papa Francisco dirige a las familias del mundo: 

"Queridas familias:

Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema 'Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'. Pues la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia.

Este señalado encuentro es importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias.

Esta Asamblea sinodal está dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia. Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad.

Como saben, a esta Asamblea sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio.

Les escribo esta carta el día en que se celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías.

Simeón lo tomó en brazos y dio gracias a Dios porque finalmente había 'visto' la salvación; Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza.
En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados... Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día.

Queridas familias, su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad.

Que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada familia la bendición del Señor".