La evangelización de la familia está viviendo un momento especial de gracia y renovación mediante la celebración del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, que el Papa Francisco inauguró el domingo pasado con una Misa solemne celebrada en el Vaticano.
Durante la homilía, el Papa Francisco comentó las lecturas del domingo
referidas a la Viña del Señor. 'El
''sueño'' de Dios es su pueblo: Él lo ha
plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta
en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de
justicia.... También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a
trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven
para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más
inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del
Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su
pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia,
que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por
la humanidad''.
En la tarde del sábado se celebró una Vigilia de oración en la Plaza de San Pedro por el Sínodo de la familia.
Participaron los padres sinodales y se alternaron momentos
de oración, reflexión y testimonios de vida familiar. A las 19
horas, el Santo Padre se unió a las familias y los fieles a los que
dijo que era ''la hora en la que cada uno vuelve con gusto a su casa
para encontrarse entorno a la mesa, con todos los afectos, del bien
cumplido y recibido, en los encuentros que calientan el corazón y lo
hacen crecer, con el buen vino que anticipa en los días del hombre,
la fiesta sin ocaso. El Papa habló de ''la comunión de vida asumida por los esposos, su apertura
al don de la vida, el cuidarse recíprocamente, el encuentro y la
memoria de las generaciones, el acompañamiento educativo, la
transmisión de la fe cristiana a los hijos'' y destacó que con todo
esto ''la familia sigue siendo una escuela sin par de la humanidad,
contribución indispensable a una sociedad justa y solidaria. Y
cuando más profundas serán sus raíces, más en la vida será
posible salir e ir lejos, sin perderse ni sentirse extranjeros en
ninguna tierra. Este horizonte nos ayuda a entender la importancia de
la Asamblea sinodal que se abre mañana''.
''Para
buscar lo que el Señor pide hoy a su Iglesia tenemos que escuchar
los latidos de este tiempo y percibir el 'olor' de los hombres de
hoy, hasta quedarnos impregnados de sus alegrías y esperanzas, de
sus tristezas y angustias. A este punto sabremos proponer con
credibilidad la buena noticia sobre la familia''. Antes de finalizar,
el Papa pidió al Espíritu Santo que ofrezca a los padres sinodales
el don de escuchar a Dios y al pueblo, que se confronten con
sinceridad, de manera abierta y fraterna, y que mantengan la mirada
fija en Jesucristo. 'Asimismo añadió que ''con la alegría del
Evangelio encontraremos el pasar de una Iglesia reconciliada y
misericordiosa, pobre y amiga de los pobres; una Iglesia capaz de
''vencer con paciencia y amor las aflicciones y las dificultades que
le vienen, sea de adentro que de afuera''.
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