Después de un tiempo de ausencia no buscada, retomamos actividad en torno a la vida de las familias en la Iglesia. Y lo hacemos recogiendo el texto de la carta, hecha pública unos días pero fechada el día 2 de febrero, que el Papa Francisco dirige a las familias del mundo:
"Queridas familias:
Me presento a la puerta de su
casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el
próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la asamblea general
extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema 'Los
retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización'. Pues la
Iglesia hoy está llamada a anunciar el
Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con
la familia.
Este señalado encuentro es
importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas
consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que
participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la
ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e
importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias.
Esta Asamblea sinodal está
dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en
la sociedad, a los problemas de los matrimonios,
de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de
las familias en la misión de la Iglesia.
Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que
ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad.
Como saben, a esta Asamblea
sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que
tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos
todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un
auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados
para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza
que vienen del Evangelio.
Les escribo esta carta el día en
que se celebra la fiesta de la Presentación
de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San
José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al
Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a
su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías.
Simeón lo tomó en brazos y dio
gracias a Dios porque finalmente había 'visto' la salvación; Ana, a pesar de su
avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una
hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por
Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se
unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda
soledad, toda tristeza.
En su camino familiar, ustedes
comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de
la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la
solidaridad con los necesitados... Sin embargo, si falta el amor, falta la
alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que
ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas
de cada día.
Queridas familias, su oración
por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la
Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda
servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad.
Que la protección de la
Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a
caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada
familia la bendición del Señor".