miércoles, 28 de diciembre de 2011

Eucaristía de las Familias


Queremos hacernos eco de una convocatoria importante, que se ha consolidado  como una ineludible referencia de la concepción y celebración de la familia cristiana en España. El próximo viernes, Jornada de la Familia, se convoca a una Gran Eucaristía de acción de gracias por la familia en la Plaza de Colón de Madrid. Esperamos que, como en ediciones anteriores, sea un éxito de participación de familias madrileñas y españolas.

Existe una página web creada desde la primera convocatoria cuya visita recomendamos. En ella, además de otros contenidos,  se encontrará la nota de prensa con toda la información sobre la naturaleza de este acontecimiento y un documento  sobre la situación social de España.



 

viernes, 23 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD


Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía,

abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en su pesebre ponía, 

entre unos animales
que a la sazón allí había,
los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,

festejando el desposorio
que entre tales dos había,
pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa
al desposorio traía,
y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía

(S. Juan de la Cruz)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

FAMILIA CRISTIANA, ARRAIGADA EN CRISTO

En plena celebración de la venida del Señor, la Iglesia en España celebra también la Jornada de la familia, el 30 de diciembre. Transcribimos algunos párrafos de la Nota publicada por los obispos de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.

…En el marco de la próxima jornada que celebraremos el viernes 30 de diciembre con el lema «Familia cristiana arraigada en Cristo», los obispos queremos invitar a todas las comunidades cristianas, movimientos y asociaciones a ser testigos y portavoces del mensaje y la misión que el Santo Padre nos ha dejado: la familia, el hogar, fundado en el don que Cristo Esposo hace a la comunión esponsal indisoluble y abierta a la vida, forma parte de la esperanza de los hombres. De esta manera, el futuro de la humanidad y de la Iglesia se fragua en la familia.

La familia, arraigada en Cristo

La familia es la comunidad de personas nacida de la unión conyugal del hombre y la mujer, llamada a existir y a vivir en comunión de amor. Los esposos cristianos han de ser conscientes de que su amor nace de otro amor primero (Ap 2, 4) que lo genera, lo nutre y lo fortalece. Su unión se arraiga en la verdad de Jesucristo crucificado que se entrega por amor a su Iglesia (Ef 5, 25)…. La familia es el reflejo en la tierra del misterio de Comunión eterna que Él vive en el seno de la Santísima Trinidad. La familia, a imagen de la Trinidad, es origen de la vida y casa de la comunión donde se descubre, acoge, custodia, revela y se comunica el amor.

La familia tiene también la misión específica del servicio a la vida. Los esposos en su amor conyugal se hacen aptos para recibir el don de la vida. En esta comunión de amor el hombre puede ser recibido y apreciado por sí mismo y se descubre que toda vida humana es un bien y se la protege de tantas amenazas. Por eso mismo, los padres son también los primeros responsables de la educación de sus hijos para introducirlos progresivamente dentro de la familia humana.

Igualmente, mediante la regeneración por el bautismo, el hijo es introducido en la familia de Dios, que es la Iglesia, y recibe un corazón nuevo para vivir el amor y el perdón. Así, la familia colabora con Cristo y la Iglesia en la transmisión de la fe y la iniciación cristiana y es signo y recuerdo permanente para la Iglesia de que es esencialmente familia de hijos de Dios, llamada a establecer auténticas relaciones familiares.
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La familia, sujeto de la Nueva Evangelización

En el contexto de la nueva evangelización a la que nos convoca Benedicto XVI, conscientes de vivir en una sociedad con claros signos de esperanza como se ha puesto de manifiesto en la Jornada Mundial de la Juventud, pero al mismo tiempo convulsa, con temores y momentos de desesperanza, la familia tiene un papel muy especial. La primera manifestación de la misión de la familia cristiana como Iglesia doméstica es la transmisión de la fe. La familia nos descubre que formamos parte de una historia de amor que nos precede, no solo por parte de los padres y abuelos sino, de un modo más fundamental, por parte de Dios, según se ha manifestado en la historia de la salvación.

Somos eslabones de una cadena. Hemos recibido la fe y nos corresponde transmitirla con las palabras y hacerla creíble con el testimonio de nuestra vida.

 Por ello, además de ser objeto de una urgente Evangelización, como evidencia la situación de crisis planteada, a la familia le corresponde responsabilizarse de la enorme y trascendente misión de participar como sujeto activo en la Nueva Evangelización…

…Al igual que en otros tiempos difíciles la evangelización fue llevada a cabo por las comunidades cristianas y el monacato, hoy corresponde a las familias cristianas, fieles a la Iglesia, ser sujetos activos de la Nueva Evangelización.

En estos momentos las familias, con su capacidad de organización y asociación, deben ser impulsoras de una justa política familiar que responda a sus derechos, necesidades e ilusiones y que responda así a los deseos de la inmensa mayoría de nuestra sociedad en sus problemas de vivienda, educación, conciliación laboral, etc. Se trata de una tarea urgente e inaplazable. Europa necesita de la familia y no es posible la regeneración de Europa si no pasa por la realidad de la familia tal y como Dios la pensó. Como recordó Benedicto XVI en una de sus audiencias de este año: «En la Europa de hoy, las naciones de sólida tradición cristiana tienen una especial responsabilidad en la defensa y promoción del valor de la familia fundada en el matrimonio que, por lo demás, es decisiva tanto en el ámbito educativo como en el social».

Acceder a los materiales de la Jornada  AQUÍ

sábado, 10 de diciembre de 2011

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DEPENDE EN GRAN PARTE DE LA FAMILIA

  Vemos necesario y así lo procuramos, servir de altavoz de las palabras del Papa sobre la familia cristiana. Nos complace hacerlo con respecto a la audiencia en la que recibió el pasado uno de diciembre a los participantes en la asamblea plenaria a del Pontificio Consejo para la Familia, encabezados por su presidente, el cardenal Ennio Antonelli. Este dicasterio celebra actualmente el XXX aniversario de su constitución y de la exhortación apostólica "Familiaris consortio".

Dado que en la web  del Vaticano no se encuentra el texto en español, transcribimos la noticia tal y como la ha recogido el Servicio Vaticano de Información (VIS). 

  Durante su discurso, el Papa señaló que "en nuestro tiempo, como ya sucedió en épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual aparecen conectadas entre sí". Por ello, "la nueva evangelización es inseparable de la familia cristiana. La familia es, de hecho, la 'vía' de la Iglesia, porque es el 'espacio humano' del encuentro con Cristo. (...) La familia fundada sobre el sacramento del Matrimonio es actuación particular de la Iglesia, comunidad salvada y salvante, evangelizada y evangelizante. Como la Iglesia, la familia está llamada a acoger, irradiar y manifestar en el mundo el amor y la presencia de Cristo".

  La acogida y la transmisión del amor divino se realizan, según explicó Benedicto XVI, "en el amor recíproco de los cónyuges, en la procreación generosa y responsable, en el cuidado y la educación de los hijos, en el trabajo y las relaciones sociales, en la atención a los necesitados, en la participación en las actividades eclesiales, en el compromiso civil".  La familia cristiana "refleja en el mundo el esplendor de Cristo y la belleza de la Trinidad divina" en la medida en que consigue vivir el amor "como comunión y servicio, como don recíproco y apertura hacia todos".

  El pontífice recordó su reciente visita a Ancona para clausurar el Congreso Eucarístico Nacional italiano. Allí quiso reunirse con los sacerdotes y los esposos conjuntamente, ya que "ambos estados de vida tienen la misma raíz en el amor de Cristo que se entrega por la salvación de la humanidad; están llamados a una misión común: testimoniar y hacer presente este amor al servicio de la comunidad para la edificación del pueblo de Dios. Esta perspectiva permite superar una visión reductiva de la familia que la considera simple destinataria de la acción pastoral. (...) La familia es el lugar privilegiado de la educación humana y cristiana, y es, para esta finalidad, la mejor aliada del ministerio sacerdotal".

  A continuación, el Papa enumeró los ámbitos en los que es más urgente el protagonismo de las familias cristianas, en colaboración con los sacerdotes: la educación de los niños, adolescentes y jóvenes al amor entendido como don de sí y comunión; la preparación de los novios al matrimonio; la formación de los cónyuges; la participación en asociaciones caritativas, educativas y civiles; y la pastoral de las familias para las familias. 
                                                       

  Por último, el Santo Padre se refirió al VII Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Milán (Italia) en junio de 2012: "Será para mí y para todos nosotros una gran alegría estar juntos, rezar y festejar con las familias venidas de todo el mundo".


miércoles, 30 de noviembre de 2011

ENCUENTRO DE PASTORAL FAMILIAR DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE EXTREMADURA


 
El pasado domingo, acogimos en Plasencia el tercer encuentro de los equipos de Pastoral Familiar de las tres diócesis de la provincia eclesiástica de Extremadura, que en pasadas ediciones se desarrolló en las diócesis de Coria-Cáceres y la de Badajoz.

Estos encuentros  han nacido de la necesidad sentida de poner en común iniciativas, proyectos, caminar, dificultades, ánimo y  recursos pastorales, con la vista puesta en la evangelización de las familias de nuestra región.

A este encuentro asistieron tanto delegados como colaboradores de las 3 diócesis: Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia, con el principal objetivo de preparar de forma conjunta el próximo VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán. Se desarrolló en los salones de la Parroquia de San José. Si a las doce de la mañana esta parroquia se vistió de gala con la visita y cantos de los coros de Plasencia, que participaron en la Eucaristía en honor de su patrona Santa Cecilia, durante el resto de la jornada permaneció la animación, juegos y alegría del grupo de niños de las familias participantes en el encuentro de pastoral familiar.  

Se hicieron presentes también durante un rato, además de los sacerdotes consiliarios de sus respectivas delegaciones (D. David, D. Ramón y D. Victoriano) el Vicario de Pastoral de nuestra diócesis, D. José Luis Hermoso, y nuestro obispo D. Amadeo. Se interesaron por el contenido de nuestro encuentro y nos animaron a proseguir en la organización y colaboración conjunta en las iniciativas que lo permitan y a difundir y preparar bien el Encuentro de familias en Milán, a fin de que un buen número de familias de nuestras diócesis participen en él.

Esta peregrinación a Milán para asistir al encuentro lo organizamos las tres diócesis de forma conjunta. Al momento presente, está prevista la realización del viaje para permanecer en Milán los días 1 al 3 de Junio de 2012, y así tener la posibilidad de participar de los principales actos del encuentro que tienen lugar en ese fin de semana: vigilias de oración, Eucaristías,  conciertos, visitas a la ciudad,… y principalmente de los testimonios de la tarde del sábado, y la Eucaristía presidida por el Santo Padre del domingo. Tras finalizar ésta,  regresaríamos a nuestra tierra.  Las diferentes circunstancias del viaje,  el precio, las inscripciones y los horarios están siendo objeto de determinación y en breve se anunciarán a todas las familias de Extremadura. Se utilizará cartelería, trípticos y otros medios que permitan la llegada de la información a todos los rincones. Ya desde ahora animamos a nuestros lectores a buscar información y sobre el evento y participar de él con entusiasmo.

Tras el largo rato dedicado al Encuentro Mundial de las Familias, las tres diócesis compartieron los elementos principales de su programación pastoral para el presente curso.

sábado, 12 de noviembre de 2011

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI CON OCASIÓN DEL II CONGRESO NACIONAL DE LA FAMILIA EN EL ECUADOR (9-12 NOVIEMBRE 2011)

Con ocasión del Segundo Congreso Nacional de la Familia, saludo con afecto a los pastores y fieles de la Iglesia en Ecuador que, dentro del contexto de la Misión Continental auspiciada en Aparecida por el Episcopado Latinoamericano y del Caribe y en preparación al VII Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Milán, se proponen llevar a cabo un proceso de reflexión del Evangelio que permita a los matrimonios y hogares cristianos responder a su identidad, vocación y misión. 

El tema del Congreso, «La familia ecuatoriana en misión: el trabajo y la fiesta al servicio de la persona y del bien común», reconoce que la familia, nacida del pacto de amor y de la entrega total y sincera de un hombre y una mujer en el matrimonio, no es una realidad privada, encerrada en sí misma. Ella por vocación propia presta un servicio maravilloso y decisivo al bien común de la sociedad y a la misión de la Iglesia. En efecto, la sociedad no es una mera suma de individuos, sino el resultado de relaciones entre las personas, hombre-mujer, padres-hijos, entre hermanos, que tienen su base en la vida familiar y en los vínculos de afecto que de ella se derivan. Cada familia entrega a la sociedad, a través de sus hijos, la riqueza humana que ha vivido. Con razón se puede afirmar que de la salud y calidad de la relaciones familiares depende la salud y calidad de las mismas relaciones sociales.

En este sentido, el trabajo y la fiesta atañen particularmente y están hondamente vinculados a la vida de las familias: condicionan sus elecciones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres e hijos, e inciden en los vínculos de la familia con la sociedad y con la Iglesia. 

A través del trabajo, el hombre se experimenta a sí mismo como sujeto, partícipe del proyecto creador de Dios. De ahí que la falta de trabajo y la precariedad del mismo atenten contra la dignidad del hombre, creando no sólo situaciones de injusticia y de pobreza, que frecuentemente degeneran en desesperación, criminalidad y violencia, sino también crisis de identidad en las personas. Es urgente, pues, que surjan por doquier medidas eficaces, planteamientos serios y atinados, así como una voluntad inquebrantable y franca que lleve a encontrar caminos para que todos tengan acceso a un trabajo digno, estable y bien remunerado, mediante el cual se santifiquen y participen activamente en el desarrollo de la sociedad, conjugando una labor intensa y responsable con tiempos adecuados para una rica, fructífera y armoniosa vida familiar. Un ambiente hogareño sereno y constructivo, con sus obligaciones domésticas y con sus afectos, es la primera escuela del trabajo y el espacio más indicado para que la persona descubra sus potencialidades, acreciente sus ansias de superación y dé curso a sus más nobles aspiraciones. Además, la vida familiar enseña a vencer el egoísmo, a nutrir la solidaridad, a no desdeñar el sacrificio por la felicidad del otro, a valorar lo bueno y recto, y a aplicarse con convicción y generosidad en aras del bienestar común y el bien recíproco, siendo responsables de cara a sí mismos, a los demás y al medio ambiente.

La fiesta, por su parte, humaniza el tiempo abriéndolo al encuentro con Dios, con los demás y con la naturaleza. De ahí que las familias necesiten recuperar el genuino sentido de la fiesta, especialmente del domingo, día del Señor y del hombre. En la celebración eucarística dominical, la familia experimenta aquí y ahora la presencia real del Señor Resucitado, recibe la vida nueva, acoge el don del Espíritu, incrementa su amor a la Iglesia, escucha la divina Palabra, comparte el Pan eucarístico y se abre al amor fraterno.

jueves, 10 de noviembre de 2011

JORNADAS DE EDUCACIÓN AFECTIVA Y SEXUAL



Los días 14 y 15 de Enero se celebrará en Plasencia, con  carácter diocesano, unas jornadas de EDUCACIÓN AFECTIVA Y SEXUAL. 

Está dirigido a los padres, a catequistas y agentes de pastoral en general, a educadores de colegios y centros docentes, y a monitores de actividades juveniles.

El curso se realizará en un fin de semana intensivo de 10 horas. Las sesiones tendrán contenido tanto teórico y fundamentalmente práctico, en formato de charlas coloquio ilustradas con montajes de PowerPoint , dedicando un espacio a talleres.

Además, se facilitará el acceso a materiales que de forma abierta y flexible aporten actividades para trabajar con jóvenes y familias. 

Este curso será impartido por la FUNDACIÓN DESARROLLO Y PERSONA, reconocida a nivel nacional en el campo de la educación afectivo sexual. Emitirá certificado de asistencia. 

El curso se ofrece y desarrollará bajo el título de APRENDAMOS A AMAR. “Aprendamos a amar” es un proyecto de Educación Afectivo Sexual que desea capacitar a los padres, profesores, y agentes de pastoral, para abordar la sexualidad desde una perspectiva nueva y verdadera que responda a los deseos más profundos de corazón humano. 

Está organizado por los Secretariados diocesanos de Pastoral Familiar, de Pastoral Juvenil, de Catequesis y de Enseñanza.

Tiene un coste individual de 40 Euros (70 si la inscripción se hace en pareja). El precio incluye entrega de materiales y la comida del sábado. El curso comenzará a las 10,30 del sábado 14 de enero, y finalizará el domingo a las 14 horas. 

Para inscribirse, recortar la hoja de inscripción que se incluye en el folleto informativo, enviarla cumplimentada al Obispado de Plasencia en la dirección que se indica y efectuar el ingreso en la cuenta del Secretariado de Pastoral Familiar.

Descarga AQUÍ el folleto informativo.

viernes, 28 de octubre de 2011

CATEQUESIS PREPARATORIAS DEL VII ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS


Comenzado el curso, y con la vista puesta en el VII Encuentro Mundial de las Familias de Milán, vamos a ir insertando diversos contenidos  que nos permitan conocerlo, vivirlo y  participar de él ya desde ahora y, por qué no,  animarnos a acudir a esta extraordinaria cita con Benedicto XVI y las familias que acudan de todo el mundo.

Como recogíamos en una entrada anterior, tomado del folleto disponible en la página web del Encuentro, uno de los elementos principales para vivir  este acontecimiento son las catequesis preparatorias.

Compuestas por tres grupos re­la­tivos a la fa­milia (La fa­milia en­gendra la vida, La fa­milia vive la prueba, La fa­milia anima la so­ciedad), el tra­bajo (El tra­bajo y la fiesta en la fa­milia, El tra­bajo re­curso para la fa­milia, El tra­bajo desafío para la fa­milia) y la fiesta (La fiesta tiempo para la fa­milia, La fiesta tiempo para el Señor, La fiesta tiempo para la co­mu­nidad) e in­tro­du­cidas por una ca­te­quesis sobre el es­tilo de vida fa­mi­liar (El se­creto de Nazaret), las ca­te­quesis tienen como ob­je­tivo ilu­minar el en­tre­la­za­miento entre la ex­pe­riencia de la fa­milia y la vida co­ti­diana en la so­ciedad y en el mundo.

Conocemos las de otros encuentros y tienen un rico contenido y  posibilidades de reflexión y son muy aprovechables para trabajo en grupos y comunidades.  No obstante, cabe su reelaboración o simplificación para adaptarlas a las necesidades o configuración de los destinatarios concretos, como en cursos pasados hemos hecho y ofrecido a las parroquias de nuestra diócesis. Las DIEZ CATEQUESIS están disponibles en la web del encuentro, También en facebook.

Se pueden adquirir también en la edición papel realizada por Editorial EDICE, muy bien presentadas, al precio de 7 euros. Se lee en su presentación que “son textos que están dirigidos en primer lugar a los obispos, a los sacerdotes, a los catequistas y a los responsables de las asociaciones, de los movimientos y de los grupos eclesiales. Pueden constituir, además, un óptimo subsidio para el diálogo en los grupos de familias. Así mismo, cada realidad eclesial puede sacar inspiración de este material que se ofrece, para preparar ulteriores subsidios adaptables a las exigencias de los distintos destinatarios y a las múltiples situaciones culturales”.