domingo, 31 de enero de 2010

VI SEMANA DE LA FAMILIA

                                                          FAMILIA Y EDUCACIÓN

Nuestra diócesis, como cada curso pastoral, va a celebrar la Semana de la Familia entre los días 8 al 14 de febrero. En esta ocasión estará dedicada al importante tema de la educación en la familia. La Iglesia siempre ha sido consciente de la trascendencia de esa misión. Los obispos con habitualidad escriben y alientan sobre la importancia de la misión de los padres, del derecho y de la ineludible responsabilidad que les asiste y las dificultades que la sociedad actual interpone en esa misión.

La educación forma parte de la misión procreadora que Dios Padre ha entregado al hombre, objeto de su amor. Son varios los documentos eclesiales que desarrollan la cuestión: “La tarea educativa tiene sus raíces en la vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios” (Familiaris Consortio n. 36)

La Iglesia tiene la obligación de acompañar el proceso de formación y de educación de los católicos y ayudar y orientar a los padres en particular en su misión educadora. También integra su misión el procurar que los padres y educadores cristianos tomen conciencia cada vez más lúcida y vigilante de que lo que está en juego en la realidad educativa actual es el concepto mismo de la educación y su valor decisivo para el bien del hombre: de cada persona y de toda la familia humana. Más aún, se decide el concepto y valor mismo de la persona humana en los elementos esenciales que la constituyen.

La pastoral diocesana y parroquial ni es ni puede ser ajena a esta problemática. Se ha de reconocer la inmensa labor que junto a las familias desarrolla la pastoral parroquial, que se constituye habitualmente en elemento fundamental en el desarrollo de su ser humano y cristiano. Y hay que proseguir en ese empeño, yendo al encuentro, acompañando y alentando a los padres en la formación humana y cristiana de sus hijos.

La semana de la familia se programa como marco en el que insertar alguna acción (jornada de familia, charlas, encuentros con padres, celebración litúrgica, homilía, escuela de padres, etc.) que sirva de llamada de atención, de sensibilización, de iluminación de una realidad que, siendo importante, no es objeto de consideración de modo habitual.

Para esa semana se ha programado un ciclo de conferencias en algunos lugares de la diócesis, según el siguiente programa:

BÉJAR
19 Febrero: Entornos familiares emocionalmente saludables. Por Dª Luz María Fernández Mateos, Profesora de la Universidad Pontificia de Salamanca, Psicóloga/ Orientadora Familiar. Lugar: Centro San Francisco, 20 horas.
DON BENITO
8 de Febrero: Familia y Educación. Por D. Antonio Barrientos Vida, Psicólogo, Orientador y Mediador familiar, Diplomado en Teología. Lugar: Casa de Cultura, 21 horas.
PLASENCIA
8 de Febrero: ¿Qué es la ideología de género? Por D. Ramón Pinero Mariño Delegado de Pastoral Familiar de la Diócesis de Coria-Cáceres, Lic. Teología y CC. de la Familia.
10 de Febrero: Entornos familiares emocionalmente saludables. Por Dª Luz María Fernández Mateos, Profesora de la Univ. Pontificia de Salamanca, Psicóloga / Orientadora Familiar.
11 de Febrero: Tiempo de educar. Aprendamos a amar
Por Begoña Ruiz Pereda, Lic. CC. Religiosas, Profesora Cursos Formación Afectivo-sexual.
Lugar: Complejo Cultural Santa María – 20 horas.
TRUJILLO
12 de Febrero: La educación en familia. Por D. Martín Sádaba, Sacerdote Diócesis de Cuenca
19 de febrero: ¿Qué es la ideología de género?
Por D. Ramón Pinero – Delegado de Pastoral Familiar de la diócesis de Coria-Cáceres, Lic. Teología y CC. de la Familia. Lugar: Salones de Cáritas.

jueves, 28 de enero de 2010

IDEOLOGÍA DE GÉNERO (2)

Para continuar con nuestra aportación para dar a conocer la naturaleza de la ideología de género y las consecuencias que encierra, incluimos un extracto aparecido en el Semanario Alfa y Omega, de una conferencia que, con el título Ideología de género: naturaleza y consecuencias, pronunció monseñor Juan Antonio Reig, obispo entonces de Segorbe-Castellón y hoy día de Alcalá y Presidente de la Subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, en el Congreso Internacional de la Familia organizado por la Universidad Católica San Antonio, de Murcia.

Cada vez está más difundido el uso de la expresión género, en vez de la palabra sexo, con la encubierta pretensión de eliminar la idea de que los seres humanos nos dividimos en dos sexos. Existen –se afirma–, al menos, cinco géneros: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual. Desde la IV Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer, realizada en septiembre de 1995 en Pekín, esta perspectiva de género ha venido extendiéndose vertiginosamente. Esta peligrosa ideología, surgida de la llamada revolución sexual, de finales de 1960, está unida al feminismo de género, o feminismo radical. Nos encontramos ante una nueva revolución cultural: sea cual sea su sexo, el ser humano podría elegir su género: podría decidirse por la heterosexualidad, la homosexualidad, el lesbianismo. Podría hasta decidir ser transexual, cambiar de sexo.

Las feministas de género denuncian la urgencia de deconstruir los roles socialmente construidos del hombre y de la mujer, porque esta socialización –dicen– afecta a la mujer negativa e injustamente. Pretenden liberarse, sobre todo, del matrimonio y de la maternidad. Están, por tanto, a favor del aborto y de la promoción de la homosexualidad, el lesbianismo y todas las demás formas de sexualidad fuera del matrimonio. Se trata de una revolución cuyo objetivo es alcanzar una nueva cultura, un mundo nuevo y arbitrario, verdaderamente libre, que excluya el matrimonio, la maternidad, la familia, y acepte todo tipo posible e imaginable de práctica sexual. El feminismo de género ha encontrado favorable acogida en un buen número de importantes instituciones internacionales, entre las que se encuentran algunos organismos de la Organización de las Naciones Unidas. Además, numerosas series televisivas difunden. Estas feministas radicales abogaron, también, por la promoción de la libre elección en asuntos de reproducción y de estilo de vida. Con la expresión libre elección de reproducción, se referían al aborto libre; mientras que estilo de vida apunta a promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad fuera del matrimonio.


Contra la familia y la religión
Las feministas de género consideran la familia y el trabajo del hogar como carga, que afecta negativamente los proyectos profesionales de la mujer. Para evitarlo, urge, especialmente, deconstruir la educación. Así lo expresó en su discurso la Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir, en una conferencia preparatoria a la Conferencia de Pekín: «La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a los tradicionales prejuicios sobre el género». Todos los demás defensores de la perspectiva de género sostienen, también, que las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales, y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe involucrar en actividades femeninas tradicionales. En la misma línea, incluyen la promoción de la libre elección en asuntos de reproducción y de estilo de vida. En su agenda figura como prioritario, no sólo los derechos reproductivos de la mujer lesbiana, sino el derecho de las parejas lesbianas a concebir hijos a través de la inseminación artificial, y de adoptar legalmente a los hijos de sus compañeras.

Este ataque declarado contra la familia se extiende también a la religión. Para el feminismo de género la religión es un invento de hombres para oprimir a las mujeres. Numerosas ONG acreditadas ante la ONU se han empeñado en criticar a quienes ellos denominan fundamentalistas (cristianos católicos, evangélicos y ortodoxos, judíos y musulmanes). Pero es el cristianismo, sobre todo el catolicismo (y más concretamente el Vaticano), a quien hay que atacar frontalmente. Para ello, las feministas radicales postulan la reimagen de Dios como Sophia: Sabiduría femenina. Estas teólogas del feminismo de género atacan directamente al cristianismo como propulsor del abuso infantil, y proponen descubrir y adorar no a Dios, sino a la Diosa, siendo ésta la mujer misma.

La extensión de esta ideología de género ha producido multitud de dramas: ruptura de matrimonios, violencia doméstica, abusos y violencias sexuales (intra y extra familiares), pederastia, esterilizaciones quirúrgicas masivas de jóvenes, abortos, etc. En España, cada cuatro minutos se produce una ruptura matrimonial; y cada siete, un aborto. Asimismo, la presión mediática de los colectivos homosexuales ha llegado a provocar una cultura gay, con la injusta equiparación de las parejas de hecho con el matrimonio y la posibilidad de adopción por parejas de homosexuales.

Cuanto llevamos dicho se manifiesta, desgraciadamente, en nuestro contorno político-cultural. El Gobierno español comparte todas y cada una de las tesis defendidas por la ideología de género y las promueve. La presión mediática del colectivo homosexual es, sobre todo en ciertos medios, asfixiante. Se anuncia, para el próximo curso escolar, una nueva asignatura obligatoria sobre educación sexual basada en esta ideología de género. El Gobierno español pretende, además, modificar la legislación actual para sacar adelante leyes contrarias al matrimonio y la familia, con la injusta equiparación de las uniones de homosexuales con el matrimonio y la posibilidad de adopción por parejas de homosexuales, etc.


La diferencia sexual
Comprender la verdad y el significado de la sexualidad humana, y el Evangelio del matrimonio y la familia, sólo será posible si partimos de una antropología adecuada. Como la persona entera es varón o mujer, la masculinidad o feminidad se extiende a todos los ámbitos de su ser y se manifiesta en todas sus dimensiones: fisiológicas, psicológicas y espirituales.
Cada hombre viene al mundo como ser sexuado (nace varón o mujer). En efecto, masculinidad y feminidad son los dos únicos modos de vivir la existencia, de ser persona humana. Sus diferencias reclaman la unión y la entrega del uno al otro para poder cumplir su propia vocación (el amor) mediante una vida en común.

En contra de cuanto afirma la ideología de género, la sexualidad es una dimensión esencial. La sexualidad define el modo de ser, de manifestarse y comunicarse; de sentir, expresar y vivir el amor humano, y se refleja necesariamente en la relación social. Es, además, un hecho biológico que sólo la mujer puede ser madre, y sólo el varón puede ser padre. La procreación se vincula indisolublemente al amor (a la comunión esponsal), como labor conjunta de los dos sexos.

Utilizar la palabra género en nuestro lenguaje no es simplemente un signo de moda. Detrás de ese término se esconde una ideología malévola que busca abrirse paso en las conciencias para instalarse en nuestra cultura, cada vez más andrógina o unisex. Se trata, en definitiva, de una revolución extrema: lograr una cultura nueva, o contracultura, que excluya el matrimonio, la maternidad, la familia, y acepte todo tipo posible e imaginable de práctica sexual. En España estamos sufriendo, cada vez más, las consecuencias de esta perversa ideología. Se refleja en el talante de nuestros gobernantes y en las reformas legislativas que pretenden aprobar en contra del matrimonio, la familia, la educación, la transmisión de la vida, etc. No obstante, la conducta humana tiene su base en la naturaleza y no puede desvincularse de ella. Por ello, la pretendida ruptura con la biología (con la propia naturaleza) no libera a la mujer ni al varón; es más bien un camino de perversión que conduce a lo patológico.

miércoles, 27 de enero de 2010

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

En un blog de Pastoral Familiar desearíamos escribir siempre en sentido positivo. Es tal la grandiosidad del proyecto de amor que Dios manifiesta al crear a su imagen y semejanza al hombre y a la mujer, destinados a lograr la comunión en su amor y a prolongarlo en la familia, que nunca agotaremos ni en palabras ni en vida el misterio profundo que encierran.


Pero vivimos en una sociedad concreta a la que los cristianos debemos llevar el Evangelio en anuncio y encarnación, y por lo que aquí nos concierne, el Evangelio de la vida, del matrimonio, de la familia, del amor.

Pues bien, en esta sociedad hay realidades que no podemos desconocer, y que caminan y luchan contra ese Evangelio. Una de ellas, y con efectos devastadores (no es exageración, el lector interesado que navegue entre las referencias que más abajo incluimos se hará sus propias conclusiones) es la ideología de género. Hemos escrito con anterioridad sobre la educación, un pilar fundamental para el desarrollo y dignidad del ser humano. En nuestro país, la ideología de género está ya presente en la educación y bien imbricada en el poder político.

Con palabras del Cardenal Ratzinger en una conferencia pronunciada antes de ser elegido Papa: “La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”.

Incluimos algunos enlaces que nos parecen bastante clarificadores sobre este tema. En otro momento expondremos bibliografía sobre la materia. Recomendamos especialmente el video explicativo de D. Benigno Blanco.

La ideología de género

La ideología de género en la legislación española

La ideología de género: sus peligros y alcances (el mismo documento en Word)

La ideología de género: Reflexiones críticas

Veinte preguntas y respuestas sobre la ideología de género


sábado, 16 de enero de 2010

FIESTA DE SAN FULGENCIO


                                  UNA FAMILIA DE SANTOS

Hoy celebramos la festividad de San Fulgencio. Junto a su hermana Santa Florentina, son los patronos de nuestra diócesis de Plasencia. Hermanos suyos son San Leandro y San Isidoro, también obispos. Su familia, que vive con fidelidad la fe católica, fue desterrada desde Cartagena (también de esta diócesis es patrón) a Sevilla a causa de su fe. Fulgencio fue encomendado por sus padres al obispo Eterio, benedictino, para que le educase en la fe cristiana. El resultado fue que abrazó la vida monástica en la orden de San Benito, en Sevilla. En la guerra que estalló entre el rey Leovigildo y su hijo San Ermenegildo, Fulgencio tomó partido por este último, por lo que fue desterrado a Cartagena. A la muerte del obispo de esta ciudad, ocupó la silla episcopal a instancias del rey. Ocho años estuvo al frente de esa diócesis, hasta que el rey volvió a acordarse de él para resolver los graves conflictos y disensiones que había en Écija. Murió en el año 622.

Con la invasión musulmana, las reliquias de los dos santos patronos fueron traídas a las Villuercas cacereñas, en las inmediaciones de Berzocana. La tradición popular cuenta que las reliquias fueron encontradas en el año 1223. Desde su aparición se extiende la devoción a los dos hermanos santos, a los que se atribuyen muchos milagros, y se origina una gran afluencia de peregrinos.

El obispo de nuestra diócesis, Don Amadeo Rodríguez, ha obtenido del Papa Benedicto XVI la celebración de un Año Jubilar con motivo de la fecha en que se conmemora el traslado de las reliquias a su capilla en la Iglesia de San Juan Bautista en Berzocana (3 de octubre de 2009) hasta la fecha del hallazgo de las Santas Reliquias (26 de octubre de2010).

Un año jubilar, según palabras de nuestro obispo en la Carta Pastoral publicada con ese motivo, "es una ocasión propicia para que todos orientemos con gran intensidad nuestra vida de cara a Dios, busquemos su gracia, renovemos nuestros corazones en la fe y en la conversión y, juntos, nos comprometamos por hacer una convivencia basada en los valores del Evangelio". Que el seguimiento de las indicaciones de nuestro pastor nos permita aprovechar los bienes de los que el Señor quiere que participemos sin medida, sobre todo en nuestras familias "el lugar en el que Dios se adentra para llegar al corazón y a la vida de sus miembros".

domingo, 10 de enero de 2010

SE CURA CON BESITOS

                                     Abuela educadora en la fe

Una animosa conversación, incluido cariñoso recordatorio de que “estamos en la iglesia”, anunciaron la presencia de la abuela y de tres nietos que se acercaron hasta el belén parroquial. Después, un silencio contemplativo y observador de dos niñas (tres años la mayor) y un niño más pequeño.

Fue la abuela quien dijo “estamos viendo los belenes y las niñas cantan villancicos”. Y cantaron. “Campana sobre campana…” “Tu no cantes”, decía la mayor. Y la abuela: “que sí, ella también”. Termina el villancico y sigue la entusiasmada localización y reconocimiento de figuras y personajes. Es verdad que el belén popular tiene su peculiar lógica integradora de representación más allá de proporciones y de ajustes históricos. Nada que ver sobre el tamaño de las castañas en relación con las castañeras, ni de las fresas y cerezas.

Todo era alegre y pacíficamente acogido y señalado. ¡Ah! Con los reyes sí llegaron las preguntas y el diálogo con la abuela: que por qué están ahí, cuándo bajan, por qué vienen de ese lado, dónde está Oriente. ¿Qué son esas cajas que llevan? (Son para los regalos). ¡Son muy pequeñas! (Ahí tienen solo lo que traen a Jesús…).

Finalmente, la abuela consideró que era momento oportuno de seguir camino de otro belén. “Nos despedimos de Jesús y nos vamos”. Pero entonces llega el descubrimiento. La nieta había levantado los ojos y estaba mirando la imagen del crucificado, ya que el belén está situado a los pies del retablo en el que se encuentra la imagen del venerado como “Cristo de la buena muerte”.

“Está sucio…” Nos miramos la abuela y yo. Señala con su mano la nieta: “la rodilla”. “Es que se cayó” y la abuela me dice “todo tiene su momento, ya habrá ocasión…” Pero la niña seguía con su particular interés y se vuelve a mí para que la levante en brazos. Y así, más cerca de la imagen, señala con el dedo y exclama: “¡es sangre!”. Y, seguidamente, con decisión: “¡Vamos a curarlo!”. Es el momento de la abuela. Tranquila, cariñosamente: “Si, mi niña, tírale unos besitos que así se cura…”

La Encarnación, la Pasión del Señor, la ternura del Niño Dios, el amor que da vida entregando su vida… Todo tendrá su momento para ser ampliado y explicado, pero ¡qué bien la abuela en la educación en la fe de sus nietos! ¡Qué bueno el valor de los “besitos que curan.
                                                                                                                                               Victoriano

domingo, 3 de enero de 2010

SÍ A LA VIDA

En ese comienzo de año en que, después de los balances del que ha concluido, hacemos propósito de comienzo en tantas cosas, desde este espacio queremos considerar y cantar al bien primero que hemos recibido de Dios, el don de la vida. Y para hacerlo, traemos un párrafo de la “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II que, en su número 30, dice: … “ la Iglesia cree firmemente que la vida humana, aunque débil y enferma, es siempre un don espléndido del Dios de la bondad. Contra el pesimismo y el egoísmo, que ofuscan el mundo, la Iglesia está en favor de la vida: y en cada vida humana sabe descubrir el esplendor de aquel «Sí», de aquel «Amén» que es Cristo mismo. Al «no» que invade y aflige al mundo, contrapone este «Sí» viviente, defendiendo de este modo al hombre y al mundo de cuantos acechan y rebajan la vida. La Iglesia está llamada a manifestar nuevamente a todos, con un convencimiento más claro y firme, su voluntad de promover con todo medio y defender contra toda insidia la vida humana, en cualquier condición o fase de desarrollo en que se encuentre. FELIZ AÑO 2010.