viernes, 7 de mayo de 2010

LA FAMILIA, ÁMBITO DE EDUCACIÓN CRISTIANA

El amor, esencia de la misión educativa en la familia

Cuando dos novios deciden celebrar su matrimonio y formar una familia, hay una expansiva realidad que motiva ese proyecto: su mutuo amor, por el que cada uno anhela poner su corazón y todo su ser a disposición del otro. Ese amor descubierto es el que comienza a llenar su vida de entusiasmo y de sentido, constituye la gran noticia que necesitan compartir y celebrar, y se abre como camino compartido de felicidad.

La fe cristiana también tiene mucho, todo, que ver con el amor. Es la religión del amor. Los cristianos hemos conocido y hemos creído en el amor. Jesucristo nos lo ha manifestado. Él es para nosotros, el camino del amor y la felicidad. Por eso la fe en Él es una Buena Noticia. Dios es amor, y Jesucristo nos ha revelado que el plan de Dios ha sido crear al hombre por amor, para que realice su vida y su felicidad por medio del amor. Su mandamiento principal es ese: amaos como yo os he amado.

En la familia cristiana confluye el amor de Dios y el amor entre el hombre y la mujer. Y fecundan el matrimonio en santidad, en unión con Cristo, y en la vida nueva que se crea en los hijos, llamados también como los padres a compartir la misma vida de Dios. La familia nace del amor, y está destinada al amor. Según palabras de Juan Pablo II en Familiaris Consortio la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa (n. 17).

Vamos a dedicar algunas entradas a la familia como ámbito de educación cristiana. Nos hemos referido de principio a lo que constituye el fundamento y contenido principal de esa misión. La misión educativa de los padres nace y está ligada a su misión procreadora, al servicio de la vida que constituye su principal cometido. Y más concretamente, la misión de educación en la fe que corresponde a la familia está enraizada en su participación en la vida y misión de la Iglesia.

En estos tiempos de “emergencia educativa”, de la que hay bastante conciencia social, pero que no encuentra soluciones adecuadas, bien merece poner de manifiesto la labor educativa de la familia y la responsabilidad de la familia cristiana en la transmisión de la fe, sin cuya aportación la Iglesia no puede desarrollar plenamente su misión.

Terminamos por ahora con estas palabras también de Familiaris Consortio: … el elemento más radical, que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno y materno que encuentra en la acción educativa su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida (n. 36).

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